25 mayo 2008

Fotos de la noche.



Si señor, de la noche del 19/05/2008.
(para comprobar mi pulso, pulsar sobre la imagen)

23 mayo 2008

Borges.

Ya no es mágico el mundo, te han dejado.
J.L.Borges


Tomada la frase del libro de Rolón, "HISTORIAS DE DIVAN".
de la historia "El fantasma del abandono".






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22 mayo 2008

Un poco de aire...



Si te reiste de mi, no veo porque no me ria yo también...de mi!
(Monica fue mi novia por 6 años y mi esposa por otros 15 años mas).

20 mayo 2008

Hoy te fuiste, te regalo un cuento.

Había una vez en un pueblito muy pequeño un hombre que trabajaba de aguatero. En aquel entonces el agua no salía de los grifos, estaba en el fondo de profundos pozos o en el caudal de los ríos. Si no había pozos excavados cerca del pueblo, el que no quería ir a buscar el agua personalmente debía comprar a uno de los aguateros que con grandes tinajas iban y volvían al pueblo con el preciado líquido.
El pueblo era pequeño y no tenia pozos. El hombre era el único aguatero del lugar. Desde el amanecer y hasta que el sol caía, el protagonista de este cuento cargaba con dos tinajas de barro que colgaban de una vara de madera sobre sus hombros. Tinajas vacías camino al rió, tinajas llenas camino al pueblo. Así seis o siete veces por día.
Una mañana, una de las tinajas se agrieto y empezó perder agua por el camino. Al llegar al pueblo los compradores le pagaron las acostumbradas diez monedas por la tinaja de la derecha pero solo cinco por el contenido de la otra que apenas estaba por la mitad.
Comprar una tinaja nueva era demasiado costoso para el aguatero, así que decidió que debía apurar el paso para compensar la diferencia de dinero que recibía.
Durante dos años el hombre siguió yendo y viniendo a paso firme trayendo agua al pueblo y recibiendo sus quince monedas en pago por una tinaja y media de agua.
Una noche lo despertó un chistido en su habitación.
-Chsssst….chsssst….
-¿Quien anda por ahí? –pregunto el hombre.
-Soy yo –dijo la voz, que salía de la tinaja agrietada.
-¿Porque me despiertas a esta hora?
-Supongo que si te hablara de día y a plena luz, el susto impediría que me escucharas. Y necesito que me escuches.
-¿Que quieres?
Quiero pedirte que me perdones. No fue mi culpa la grieta por donde el agua se escurre, pero se lo mucho que te he perjudicado. Cada día cuando cansado llegas al pueblo y recibe por mi contenido la mitad de lo que recibe por mi hermana me dan ganas de llorar.
-Es gracioso que tú me pidas disculpas –dijo el aguatero-. Mañana bien temprano saldremos juntos tu y yo. Hay algo que quiero mostrarte.

El aguatero siguió durmiendo hasta el alba. Cuando el sol salio en el horizonte tomo la vasija agrietada y se fue con ella al rió.

-Mira –le dijo al llegar, señalando la ciudad-, ¿que ves?
-La ciudad, dijo la vasija.
-¿Y que mas? –pregunto el hombre.
-No se…el camino –contesto la vasija-.
-Eso. Mira a ambos lados del sendero, ¿que ves?
-Veo la tierra seca y el ripio del lado derecho del camino y los canteros de flores del lado izquierdo –dijo la vasija que no entendía qué le quería mostrar su dueño.
-Muchos años recorrí este camino muy triste y solitario llevando agua hasta el pueblo y recibiendo igual cantidad de monedas por ambas tinajas…Pero un día note que te habías agrietado y que perdías agua. Yo no podía cambiarte, así que tome una decisión: compre semillas de flores de todos los colores y las sembré a ambos lados del camino. En cada viaje que hacia, el agua que derramabas regaba el lado izquierdo del sendero y consiguió en estos dos años hacer esta diferencia –el aguatero hizo una pausa y acariciando su leal vasija le dijo todavía- ¿Y tu me pides disculpas? ¿Qué importan algunas monedas menos si gracias a ti y tu grieta los colores de las flores me alegran el camino? Soy yo quien debe agradecerte tu defecto.



Este cuento está al final del libro "Amarse con los ojos abiertos" de Jorge Bucay y Silvia Salinas, me hubiese encantado que lo leyeras cuando aún me regalabas tu amor.
Supongo que justo Bucay no va a reclamarme haber pegado este pedacito...