13 junio 2007

sube, sube, sube...

Terminó pronto aquel trabajo que duro un siglo, puedo seguir mil años mas, pero para mi termino, me considero despedido, desempleado, en la calle.
La paciencia exasperante de la ansiedad que apura todos los días, sin pausa. Me ilumina un sol tan frío que congela, resbala por mi la escarcha filosa de ojos que miran, el horror en sus caras, mi malestar molesta.
Ya pronto pasara, en un final sin fondo y sin sentido, que duerme sordo hasta el final, sin gloria y sin pausa, otra vez...sin final.
Estoy listo para dar el salto.
No puedo. Bueno, no me animo, se ve mal el reflejo de uno en los demás. La culpa de no ser nada, la etiqueta en la frente y madurez que no llega. No la quiero, la devuelvo, no es mía. Se acabo sin empezar, el aburrimiento y la quietud, el movimiento circular de la parodia de la desesperación.
Mejor paro. NO! Mejor no empiezo.
Se siente mal, aviso: duele. Estirar los brazos y no tocar nada es horrible. Las paredes están lejos y estoy solo en el medio de una habitación que no es mía, que no conozco. La suerte no existe, bah!, si. Es mala...mala suerte. Algo que atrae uno solito, un nombre fácil para el destino que se dibuja cada uno.
Estoy perdido y cumplo con la promesa: los 40 traen crisis. El cumpleaños olvidado y sin premio volvió como trueno, tarde, a lo lejos, pero inminente como que hay un Dios. Retumba mi mente, tiembla el cuerpo, se estruja el corazón, el alma en pedazos mira.
“ Es tu destino” escribe en la etiqueta y la frente la recibe. La depresión esta tan bien llevada que parece cansancio, aburrimiento o algo pasajero. Pero la melancolía eterna de vivir...no es de amor, es tristeza constante y sonante, pagada en efectivo con lagrimas que no existen, porque nadie las ve. Soledad pura y cristalina como la peor, aunque no este solo.
Esta es la vida, esta es mi pena, ojalá mis padres tengan la culpa, ojalá alguien tenga la culpa, ojalá yo no tenga la culpa.
Ya cumplí cuarenta...me temo que es toda mía.

Mariano11-06-2007