01 noviembre 2010

Cualquier cosa, nos escribimos.

Sigo enfermo, por lo pronto para matar el tiempo me pongo a escribir, aprovecho para releer un largo msge. de texto del celu y obra el inconsciente de manera prodigiosa…”mensajes”, “bandeja de entrada” (acá el dedo se desvía sin mi orden) y deriva en el menú “opciones”, sigue adelante sin misericordia hacia “borrar mensajes”, “todos”? Y solo atina a detenerse cuando tengo que confirmar por SI o NO.

La parte no consiente de uno ha de ser muy práctica porque hubiera merecido un SI los mensajitos recibidos ayer en respuesta a un solo msje. mio...

Soy así.

Estoy y no estoy.

Sé hacerme humo en el momento correcto.

Soy muuuy difícil de entender.

Me considero muy básica.

Bueh, soy mujer.

Cualquier cosa, nos escribimos.

Casi al final me imaginaba la cara de Arnold Schwarzzeneguer con un Iphone rosa, tratando de escribir “hasta la vista baby”. De divertido no tuvo nada, así que ojo con sonreír!

Lo mas interesante es que quien lea (si es que existe alguien) este reporte de mi alma, pensará que terminó mal una tórrida relación, donde los sentimientos abrazaban a dos locos amantes hasta agotarlos y vaciarlos de un amor enfermizo que finalmente fue expiado por la cordura.

Nada mas lejos de la realidad. Como muchos nuevos amigos, uno apenas cruza un par de palabras de compromiso con alguien, que luego resulta en un interés mutuo. Debo de confesar que aquí mismo planto bandera yo, debe ser por eso que tengo muchas amigas, tal vez mas que amigos.

Me interesan, me agradan sus conversaciones, no tengo que avergonzarme por no saber quien es el técnico de River -mi equipo, si tuviera que definirme alguna vez-, siquiera pretender llevar adelante la conversación, sabiendo que las chicas son imparables en ese aspecto. A cambio, saben que las escucho, que comparto muchos de los temas cotidianos que les tocan a ellas y que disfruto de presenciar sus escotes sin que mis ojos parezcan un sueño REM pero abiertos o desprecie el momento mirándoles descaradamente el culo cuando se van.

Descaradamente, no.

Las particularidades de mi vida me dan temas que compartimos, no me pesa confesarlo. Ahí esta mi amiga del noveno piso del trabajo, viuda de la manera mas triste pero combativa hasta el final. Ella me ayudó desde el primer momento con consejos y recetas. Largos y placidos viajes en subte donde me animaba con platos simples y variados, ideas sencillas y no tanto que me entrenaron en la cocina. Compartimos muchas veces la puerta del colegio y odiamos juntos a varias maestras.

Las chicas de la oficina son un tema aparte, la convivencia caótica del trabajo y la suma de horas juntos -que supera al mejor matrimonio- hacen de los secretos un tema inexistente, mi vida y la ellas es una sola cosa: debate permanente.

Por supuesto que matizan el horizonte varios compañeros con intereses bien definidos, tipos grandes con una meta en la cabeza, gente de familia -o casi- con un objetivo que alcanzar y resolver: fútbol. (ahí disparo)

También existen novias o esposas de amigos que me caen muy bien. Festejo sus relaciones como si fueran mías porque los veo plenos, conformes y bien acompañados. A veces me llama la atención como esas mujeres integras e inteligentes no someten con un garrote en la nuca a mis geniales amigos, cuando hablan dos horas seguidas del tema xxxxx que nos reúne cada tanto en alguna pizzería. Admito que yo estoy ahí, que “ese” temas de interés común me atrapa, pero por Dios! Mechemos con un poco de cine, algún libro leído o el viaje que tenemos pensado y nunca realizaremos…algo que nos haga sentir menos “algo” y mas “todo”.

Con algunas chicas he salido, en el sentido literal de la palabra. Salimos a tomar algo, salimos a comer, nos encontramos por ahí o simplemente pasé a saludar. Lo he disfrutado, pero se ve que no tanto.

Salgo con una chica -muerto de miedo- y la paso a buscar donde dobla el viento porque trabaja por Pilar, las cosas van de mal a bien pero me siento extraño, no soy yo. Por lo menos no la mejor versión mía. Remato olvidando la billetera y pagando ella…así de raro me sentía. A mi favor confieso que hacia mas de 20 años que no salía con una chica (entre novio y casado...). Increíble persona, sensible, joven, profesional e independiente en busca de algo que me parece yo ya encontré hace un tiempo.

Me voy a cenar con otra amiga que me presta oreja para que le cuente como me fue con…otra chica con la que fui a cenar! Luego de un mediano reporte del caso, me pregunta: “sentiste algo?”…que, qué????? le pregunto…; que si sentiste algo pelotudo! Sorry, estoy en AM y vos en FM, desarrollá. Claro infeliz, te dieron ganas de tocarle la mano, de hablarle cerca o violarla????!!!!....ehhhh, no.

Entonces flaco, fijate…capaz no tienen nada en común, capaz eran los nervios de la primera cita…

Qué cita? Yo la invité a cenar!

Si, pero ella no lo sabe.

Che, a vos te invité a cenar, vos sabes algo?


Conozco a otra chica que me agrada un siglo entero. Luego de oficiar de celestino, un amigo me entrega el celular, la paso a buscar y salimos a cenar (ok, ya entendí…es una cita). Ella elige el lugar porque yo hace mucho que no salgo y no encuentro al PumperNic en la guía.

Fabuloso, la primavera (2009) le sienta genial a la chica y la mesa, la vela y la enredadera prometen un lindo momento.

Pasamos a la etapa siguiente…;o)

No estúpidos! Se imaginaron mal, soy mas lento que un caracol cuesta arriba, fuimos a tomar algo a otro lado y luego de hermosas frases del tipo: “por acá vive mi ex” y cosas parecidas que se repetían de manera regular, decidí que era mejor abrir la puerta con el auto aún en movimiento y bajarla. (exagero para dar color a lo que escribo, la chica es un sol ).

Para el caso queda claro que tampoco había sentido ganas de nada con ella, lo cual fue seriamente reprendido por el celestino de turno: “no se trata de ganas, el tema es practicar para propagar la especie”. La frase no la voy a repetir porque es mas de tablón que de articulo de blog. Pero tenia que ver con sexo deportivo, mas que con sentimientos. Mi amigo quería sangre o por lo menos así parecía...se lo debía?

Nos encontramos con “el sol”, charlamos otro tanto y cometo por primera vez un error que es imperdonable en una relación en desarrollo. Le digo la verdad.

No tengo coco para saber hacia donde vamos -le suelto-, pero definitivamente quedó pendiente algo. “Cuando sepas lo que querés, llamame!” No sabía que para coger tenia que tener claro que pasaba después. No hablamos mas. Tampoco creo saber adonde voy en esta vida, menos pretender averiguarlo!

Así que tuve una buena dosis de realidad, mezclada con hipocresía, mentira, pequeñas banalidades de parejas…el pibe no tiene nada de eso, el pibe no tiene verso.

Sigo, sigo…porque para meter la pata estoy hecho a medida.

Me encuentro con ooootra amiga (las anteriores no son amigas). Debatimos de gansadas, el color del cielo a 30.000 pies y porque la gente no tiene chuchos de frío en el ecuador. En eso detecto algo, se prende una alarma y me parece que algo no es igual. Insisto sobre la coherencia, la verdad y mi compromiso con los mineros de Chile. La franqueza ante todo: telo.

Qué?

Telo (refuerzo la idea).

Que te pasa, te sentís bien…porque no venia por ahí la conversación.

Todo lo que quieras. Telo. Ahora.

Yo así no puedo.

Cómo que asi no puedo???? (no fue NO, no fue anda a cagar…)

Tengo que sentir algo…

(ya sé, ganas de coger...Pero no se lo digo) Sentir qué?

No entiendo nada.

Yo tampoco, pero si estábamos hablando del pan lactal!

Si, que barbaridad, cada vez viene mas chico.

Es verdad, yo compro el grande y no me rinde…

Y así se fue otro encuentro sin sentimientos con esa extraña realidad femenina que requiere del verso. Mi amiga probablemente lea esto y doy por seguro que se va a reír y me va a querer matar, todo al unísono. Que sepa que la quiero y que es muy especial. Solo que según su propia teoría, no siento lo que corresponde sentir para dejar de ser amigos. Lo lamento muchísimo, creeme.

Tengo dudas. No tener el gen de la mentira puede terminar por dañarme, como comprobaría en este último párrafo que escribo a continuación…

Sepan entender, soy raro. Conozco una chica que ya conocía (¿?) y la veo de otra manera. Algo -no me pregunten qué- sabe distinto cuando estoy cerca suyo. Nada de pelota, es mutuo. Para mas datos los gavilanes la sobrevuelan y me hace gracia. Definitivamente hay gente que sabe como encarar una chica. Caras de piedras hechas a fuerza de rechazos, manos inquietas y entrenados corazones de mármol.

Espantados los buitres a garrotazos limpios por su desinterés, encuentro que existe un breve momento en que nos comunicamos de una manera simple y honesta. No fue mas que eso, ninguno pretendía mas que eso. Yo lo entendí así desde el primer momento. Mi vida es algo distinta a cualquier divorciado; la de ella es complicada, difícil y lejana.

A su favor tiene que es fuerte, implacable diría, como pude comprobar tiempo después.

Estaba claro que podríamos ser buenos amigos y fue así por algún tiempo.

Algo ocurrió en medio, que fue impredecible para mi. Acostumbrado a vivir solo (bueno, con mis dos hijos, pero no comparto con ellos estos temas) y un poco reticente a complicar mi vida con proyectos impracticables, sentí algo distinto y volví sobre mis errores, sobre mi falencia mas expuestas. No supe ocultarlo.

Quien sepa leer, va a poder entender lo que sigue que no es tan complicado…no estuve enamorado, no tuve un metejón violento, siquiera escribí su nombre en servilletas de bar. No mandé exasperados reclamos de amor por mail ni emoticones gays rodeaban mis palabras. No…!

Sentí unos pocos días, la satisfacción de saber de alguien que me interesaba mas allá del común de mis amigos, disfruté de reencontrarme con un sentimiento algo lejano y antiguo para mi. Un cariño distinto, tierno y sincero por una chica que solo pude ver a los ojos desde el día que la volví a conocer. Ojos tristes y pelo alegre.

Leí por ahí que se disfruta de la persona en que se transforma uno, cuando encuentra el catalizador del otro.

El problema es que lo dije. Dije la verdad en calzoncillos otra vez, esta vez nada de sexo, nada de casamiento de blanco, nada de viajes relámpago. Nada.

Solo me atreví a decir que era una persona especial para mi, a la que recordaba con cariño pero que la distancia y el tiempo erosionaban mi recuerdo de ella.

“…Cualquier cosa, nos escribimos…” me dijo.


Mariano

nota al pie: esto lo escribí hace unos dias de hoy, así como salió. Leido friamente, me suena injusto el tono melodramático del final...pero no lo corrijo. La interpretación le toca a quien ocasionalemente pueda tomarse el trabajo de leer esto.
Todas las personas que nombro sin hacerlo, son mis amigas. Son personas que se me antojan buenas, sensibles, hermosas, tiernas e inteligentes. Claro, no todas esas características en todas ellas...se las reparten.
Hasta que no ocurra nada importante, las seguiré queriendo a mi manera, no importa que no entiendan, que no quieran, que quieran demasiado, que sí entiendan...pero mal o sencillamente se hagan humo.